jueves, 26 de abril de 2012

Frentes que se mueven con el sol

La protección solar de las fachadas puede manejarse mediante sistemas de control que ayudan a reducir el consumo eléctrico de un edificio.



Las innovaciones digitales y tecnológicas se ponen al servicio de los arquitectos para transformar las envolventes de los edificios y ahorrar energía. Al igual que la piel humana, la fachada de un edificio puede ser inteligente y reaccionar ante fenómenos exteriores (sol, viento, luz). Con la incorporación de sistemas de control más o menos sofisticados los diseñadores buscan reducir el consumo eléctrico aprovechando la luz natural y evitando el sobrecalentamiento interior para racionalizar el uso de aire acondicionado.












Con el mismo propósito, el estudio Skidmore, Owings & Merrill (SOM), ha desarrollado en sistema Helio Trace. Una serie de persianas móviles externas bloquean los rayos solares según la necesidad, complementadas por marcos de ventanas que soportan cambios térmicos y paneles refrigerados en el techo donde circula agua para enfriar el ambiente.

El equipo de diseño de SOM asegura que Helio Trace logra reducir un 42% el consumo de energía en una torre de oficinas. Esta cortina cinética se adapta a cuanquier construcción, y se programa para cualquier orientación y clima. Así la superficie vidriada recibe sombra con paneles opacos que se proyectan desde las montantes perpendiculares a la fachada y un 50 % de paneles perforados desplegados en paralelo al edificio
El estudio neoyorkino Decker Yeadon, afecto al uso de los materiales inteligentes y la nanotecnología, diseñó un prototipo de “fachada homeostática” (de autoregulación), capaz de filtrar el calor solar por la variación de su forma. El sistema se compone de un panel de vidrio doble con una especie de cinta de polímero flexible y metal que lo recorre en su interior. Ante la acción del calor, el metal se dilata opacando la fachada. La cinta trabaja por contracción y dilatación, sin consumo de energía.

Al automatizar un sistema de parasoles, el estudio austríaco Giselbrecht logró una fachada dinámica para el showroom de la empresa Kiefer Technic. Un sistema neumático permite abrir y cerrar los diferentes vanos del frente curvo para controlar (manual o automáticamente) los grados de visibilidad, la privacidad y el asoleamiento (y temperatura) del espacio interior.

En Beijing, el frente del edificio del centro de entretenimientos Xicui posee miles de celdas solares embebidas en una espectacular pantalla en la que se proyectan videos. El estudio Simone Giostra diseñó la fachada del complejo como un muro cortina que integra las celdas fotovoltaicas y los leds a los paneles de vidrio. Ellas producen a lo largo del día la energía que necesita para iluminar la pantalla cada noche.

viernes, 13 de abril de 2012

Asimetría formal que favorece las visuales

La morfología del Edificio K, a pocas cuadras de la costa de Vicente López, optimiza las vistas al río y reduce el gasto de energía y materiales.




Ubicado en un terreno privilegiado de la costa de Vicente López, frente al Club de Regatas, este edificio de oficinas ya es un punto de referencia dentro del nuevo sistema de desarrollo urbano del partido. Esbelto, elevado y con una volumetría que para algunos remite a la Biblioteca de Seattle (obra del “Gran K”, Rem Koolhaas), el Edificio K flota sobre una plaza semipública y totalmente blanca. El proyecto consta de dos subsuelos para estacionamientos y trece niveles de oficinas, de planta libre.  

Conceptualmente, la propuesta se basa en un único cuerpo acristalado con la cintura estrangulada en una de sus caras. La forma obedece a tres consideraciones: la orientación al río, la reducción de la incidencia del Sol, y la necesidad expresada por el grupo desarrollador de contar con una mayor superficie en las plantas superiores .


Cobró fuerza entonces la segunda idea, la de una letra “K”. “Evaluamos que la fachada orientada al río, Este-Noreste, a partir de la inclinación de los planos y las características de los vidrios, reducía la incidencia solar, ya que no es lo mismo un plano a 90° que uno inclinado”, dice Adrian Vila.



La estructura, a cargo de Alberto Fainstein, consta de una doble línea de tabiques cada 7,20 metros, que compensa en desplazamiento que se genera entre losas al acompañar la inclinación de las columnas. A su vez, esta tensión se equilibra estructural y formalmente por el contraplano que completa la propuesta.



Otra de las decisiones proyectuales, que también tiene su correlato en las exigencias habituales de los desarrolladores, fue sobreelevar el volumen 8 metros por encima del nivel de la vereda e intentar conseguir que todos los pisos de oficinas tuvieran visuales hacia el río .


De este modo también se logró que el acceso al edificio aparezca como una gran plaza pública .